Hay varias preguntas que me hago desde hace varias décadas… cómo sentimos y cómo construimos nuestro pensar, cómo decidimos sobre nuestro poder sobre los demás seres vivos. Cómo es nuestra relación con el medio ambiente y con los animales que nos rodean, y los que no, cómo llegamos a decidir cuándo un animal tiene que dejar de existir, cómo tomamos decisiones de cambio solo cuando nos afectan directamente a nosotros, los seres humanos. Por qué aceptamos el sufrimiento animal. Por qué decidimos la función que cumple un animal, por qué lo convertimos en una máquina y no dejamos que sea lo que es un ser que vive y siente. Por qué decidimos sobre ellos que son seres sintientes.
Somos seres éticos: reflexionamos sobre si algo está bien o está mal. Seguimos guías de comportamientos, en función de nuestra educación, de lo que queremos ver, de lo que queremos aprender, escuchar, sentir, decidimos qué compartimos o no de nuestro día a día con nuestro entorno.
Leí una pregunta que me hizo despertar todas estas cuestiones que me hago desde hace tantos años: ¿Qué crea o destruye comunidades?, y la respuesta es simple, nosotros lo hacemos, nosotros como humanos decidimos, actuamos, repetimos, y continuamos. Pero nosotros también reconstruimos, ayudamos a entender ese silencio tan seco, tan profundo, ese dolor de miedo, de terror. Nos ayudan a entender, y lo más importante, nos dan y les damos tiempo para sanar.
Estas imágenes son retratos del día a día de un centro de acogida de animales equinos donde personas sacan su tiempo para darles una vida en condiciones de afecto, después de haber sido maltratados por otros seres humanos.
En este espacio aprenden a perdonar, con el tiempo que sea necesario y la forma que sea necesaria, hay animales que nunca más dejan volver a dejarse tocar, que la desconfianza siempre está presente, aunque pasen los años, pero hay otros que entienden con el tiempo que no todas las personas son abusivas, egoístas y violentas.
Sanación nace sobre la pregunta de cómo nos relacionamos con otros seres humanos, en específico con los animales, como nuestras diferentes culturas y tradiciones nos dan directrices de qué respetar y qué no. Pero siempre hay dudas, y dudar es bueno.
Hay comunidades que se quiebran y que a partir de ellas se crean otras nuevas, sanación nace de esta ruptura entre comunidades humanas que inspira a formar otros colectivos donde esos vacíos, se llenen.
Estas fotografías han sido hechas en el Trebaluger Equine Rescue Centre en Menorca, un centro dedicado al cuidado de equinos que han sido abandonados o maltratados. Es un proyecto que está en proceso, mi intención es documentar el día a día de este espacio donde se juntan personas donde su único fin, es el de darle un mínimo de calidad de vida a animales que han sido maltratados.